Belleza Torpe
- Stefania Lugo
- 31 oct 2016
- 2 Min. de lectura

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1963 precisamente en la ciudad de Nueva York, la famosa actriz Barbra Streisand es escogida por la reputada editora de moda Diana Vreeland para ser la cara de la portada de la revista Vogue.
Sí, como dije, Diana Vreeland nos sorprende de nuevo al escoger a la neoyorkina actriz, cantante, directora de cine y productora Barbra Streisand para ser la portada de la revista Vogue, específicamente el issue de marzo de 1963.
Una increíble fotografía que refleja el trabajo del estadounidense fotógrafo Richard Aveneu y la increíble versión de Diana Vreeland se ve reflejada en cada uno de los detalles de la imagen, pues la flor amarilla, el largo delineador que tanto resalta los ojos, un par de largos y grandes aretes verdes y una sonrisa a medias con un tono pícaro resaltaba en la revista.
Con esta portada, Vreeland deja boquiabierto a más de uno de los espectadores de la revista, pues en la portada no está retratada la típica dama de sociedad como lo era Grace Kelly o a la más hermosa como Audrey Hepburn, esta vez simplemente escogió a una actriz que desde su punto de vista tenía una belleza peculiar que no todos lograban notar.
Por mucho que algunos quieran opinar o refutar, con esta caratula se logró derribar los hasta entonces aburridos estándares de belleza, en donde se buscaba una modelo perfecta, delicada y refinada, y se comenzó a buscar cambiarla por una belleza torpe y particular. En donde los defectos se volvieron los highlights.
En este caso tal vez la larga y en los ojos de algunos ¨fea¨ nariz de Barbra Streisand era esa torpeza que cautivó y llamo la atención de la mejor editora de moda de la época, o tal vez la mejor editora hasta el día de hoy, pues no fue cuestión de elegir simplemente una cara, sino que transformó lo que para la moda era reconocido como belleza.
Entonces se puede decir que Vreeland hizo los mayores aportes al mundo de la moda, pues no se limitó al crear el verdadero rol de una editora y hacer las mejores editoriales, apoyar a diseñadores como Oscar de La Renta, Manolo Blahnik, vincular la moda con la cultura y sociedad e inventar el “ready to wear”, aparte impuso la nueva belleza y empoderó los defectos.
Entonces llegué a la conclusión que Diana Vreeland es de admirar, pues para mi, los ojos que mejor ven son aquellos que están educados para percibir la belleza que otros pasan por desapercibido.
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